Teníamos un compromiso y no pudimos ir a la cena, pero ya
estábamos en camino cuando suena el móvil.
-¿Dónde estáis?, aquí está todo que arde. ¡Os queremos aquí
ya!
Sólo faltamos nosotros a la cena, pero íbamos de camino a la
sobremesa totalmente convencidos de que iba a ser una noche “normal”, entre
amigos, por lo que nos quedamos desconcertados.
¿No era acaso una cena de lo más inocente?.
Se trataba de que unos amigos de nuestros amigos, totalmente
novatos en el tema swinger pero con curiosidad, pudieran oír historias y
anécdotas de boca de parejas más experimentadas.
Con este objetivo habíamos quedado; los anfitriones, otra
parejita de amigos, nosotros y la pareja novata. Es decir, 3 parejas curtidas
ya en experiencias swingers y la pareja novata.
Ya conocíamos a todos menos a los novatos, así que nada más
llegar nos los presentaron y, sentados ya todos a la mesa, nos pusieron al
corriente de todos los detalles de la cena.
Había sido una cena muy amena y divertida en la que, a base
de contar anécdotas y experiencias, el ánimo de los presentes había pasado a un
estado excitación y morbo que casi se podía palpar.
Una de las chicas decidió tomar la iniciativa y se dedicó a
jugar con la pareja novata hasta ponerlos casi al borde del colapso. Solo
faltaba una chispa para que tanto morbo acumulado estallara en llamas.
Al final ocurrió. Como tantas otras veces, esa chispa que lo
desencadena todo es el sofá.
Era un sofá grande, muy grande, donde casi entrábamos los
ocho, así que nos sentamos, intercaladamente chico-chica, muy juntitos. Era
imposible no sentir el contacto de los cuerpos que tenías a ambos lados, esa
tensión a punto de estallar, un cosquilleo como preámbulo de lo que ya estás
seguro que va a suceder.
Y así fue.
Una vez más nos vimos envueltos en un amasijo de cuerpos sin
otro propósito que rendirse al placer, con cada terminación nerviosa atenta a
recibir una descarga eléctrica. Sensaciones únicas de morbo, sensualidad y sexualidad;
desde las caricias y besos más suaves y delicados, a miradas y embestidas
llenas de deseo y pasión.
Sabíamos que para la pareja novata podía ser todo un shock
verse, por primera vez, envueltos en una situación así por lo que tratábamos
todos de tratarlos con dulzura, poco a poco, pero pronto notamos que se sentían
cómodos y pedían más y más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario