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22 de junio de 2012

Una entrada triunfal


Teníamos un compromiso y no pudimos ir a la cena, pero ya estábamos en camino cuando suena el móvil.

-¿Dónde estáis?, aquí está todo que arde. ¡Os queremos aquí ya!

Sólo faltamos nosotros a la cena, pero íbamos de camino a la sobremesa totalmente convencidos de que iba a ser una noche “normal”, entre amigos, por lo que nos quedamos desconcertados.

¿No era acaso una cena de lo más inocente?.

Se trataba de que unos amigos de nuestros amigos, totalmente novatos en el tema swinger pero con curiosidad, pudieran oír historias y anécdotas de boca de parejas más experimentadas.
Con este objetivo habíamos quedado; los anfitriones, otra parejita de amigos, nosotros y la pareja novata. Es decir, 3 parejas curtidas ya en experiencias swingers y la pareja novata.

Ya conocíamos a todos menos a los novatos, así que nada más llegar nos los presentaron y, sentados ya todos a la mesa, nos pusieron al corriente de todos los detalles de la cena.

Había sido una cena muy amena y divertida en la que, a base de contar anécdotas y experiencias, el ánimo de los presentes había pasado a un estado excitación y morbo que casi se podía palpar.

Una de las chicas decidió tomar la iniciativa y se dedicó a jugar con la pareja novata hasta ponerlos casi al borde del colapso. Solo faltaba una chispa para que tanto morbo acumulado estallara en llamas.

Al final ocurrió. Como tantas otras veces, esa chispa que lo desencadena todo es el sofá.

Era un sofá grande, muy grande, donde casi entrábamos los ocho, así que nos sentamos, intercaladamente chico-chica, muy juntitos. Era imposible no sentir el contacto de los cuerpos que tenías a ambos lados, esa tensión a punto de estallar, un cosquilleo como preámbulo de lo que ya estás seguro que va a suceder.

Y así fue.

Una vez más nos vimos envueltos en un amasijo de cuerpos sin otro propósito que rendirse al placer, con cada terminación nerviosa atenta a recibir una descarga eléctrica. Sensaciones únicas de morbo, sensualidad y sexualidad; desde las caricias y besos más suaves y delicados, a miradas y embestidas llenas de deseo y pasión.

Sabíamos que para la pareja novata podía ser todo un shock verse, por primera vez, envueltos en una situación así por lo que tratábamos todos de tratarlos con dulzura, poco a poco, pero pronto notamos que se sentían cómodos y pedían más y más.

Sin duda fue otra gran velada de sexo con amigos, y para los novatos..... una entrada triunfal en el mundo swinger.