Viernes tarde. Tras cinco horas conduciendo llegamos a
Arroyomolinos (Madrid) donde nos esperaban nuestros amigos, una parejita tan
encantadora como guapos, con los que iríamos
a la casa rural.
Tardamos otras 2 horas en llegar y para entonces ya se había
hecho de noche. Allí nos esperaban otras dos parejas, todas conocidas, que
habían llegado ya por la tarde para inspeccionar el entorno e ir preparando la
casa.
Al día siguiente llegarían otras tres parejas, pero esa
noche éramos solo 4.
La casa era grande y espaciosa con un indefinible estilo
decorativo donde llamaba la atención el enorme salón presidido por una chimenea
de piedra sobre la que colgaba un gran cuadro, espeluznante, en el que unos “cocodrilo-ratas”
blancas devoraban bebes humanos. En las paredes colgaban distintos tipos de
peces disecados; lucios, carpas,.... , junto con todo tipo de cacharrería sin
ningún orden aparente, como al azar.
Cerca de la chimenea un gran sofá amarillo se convertiría en
el corazón y alma de esa noche, pero antes había que cenar. En el lado opuesto
a la chimenea, del enorme salón, había una gran mesa rectangular de madera,
alrededor de la cual nos sentamos a cenar mientras charlábamos distendidamente,
en un ambiente de camaradería, compartiendo lo que cada uno llevó preparado
para esa noche; queso, sobrasada, tortilla, empanada, ensalada,.... La
sobremesa que siguió a la cena se alargó entre risas, chupitos de licor café y
anécdotas que solo se cuentan cuando te sientes rodeado de gente como tu,
swingers.
En algún momento indeterminado decidimos pasar de la mesa al
pobre, o afortunado, sofá, que nunca olvidará ese fin de semana, en el que fue
sacudido, arrastrado e incluso empapado tras algunos orgasmos femeninos con
squirting incluido.
-
¿Queda algún condón?. Preguntaba alguien sin recibir respuesta
por parte del resto de compañeros de fiesta, que se entregaban al frenesí de
cuerpos desnudos, gritos y gemidos.
En un momento había una chica con tres chicos, en otro un
chico con dos chicas, en otro todo parejas intercambiadas, apareciendo así
distintas combinaciones en las que todos se entregaban al baile de cuerpos.
Como decimos nosotros; “un gran momento PM”.