
Que duda cabe que la sensación de ligar, de conocer a otras chicas u otras parejas, dentro de un ambiente cargado de morbo y sensualidad es indescriptible y maravillosa, sobre todo si lo puedes compartir con tu pareja, pero no nos debe hacer sus esclavos.
Debe ser un complemento... ¡un complemento genial, sí!, pero no una obsesión.